LA MUERTE PARA EMPEZAR
Recuerdo muy bien la primera vez que comprendí de veras que antes odespués tenía que morirme. Debía andar por los diez años, nueve quizá, erancasi las once de una noche cualquiera y estaba ya acostado. Mis dos hermanos,que dormían conmigo en el mismo cuarto, roncaban apaciblemente. En lahabitación contigua mis padres charlaban sin estridencias mientras …